Erase una vez una ratita muy presumida. Todos los animales la querían. La ratita presumida salió a dar un paseo. Le entró hambre y llamó a una casa para que le diesen comida. Como todos los animales la querían, conseguía lo que quería. Hasta que un día pidió demasiado y todos los animales la empezaron a odiar. Pasaron semanas y la ratita presumida tenía mucha hambre. Y llamó a otra casa pero esta vez nadie la respondió. A partir de entonces la ratita presumida dejó de ser tan presumida ya que se pasó dos días pidiendo perdón a los animales. Así la ratita presumida volvió a recuperar su amistad y también aprendió una lección. FIN
